BANDA SONORA- MARTE (THE MARTIAN)- Harry Gregson-Williams.





4.5 sobre 10

THE MARTIAN (2015).
HARRY GREGSON- WILLIAMS.

                La música te adormece; anestesia la intención el compositor consiguiendo un fin último dramáticamente potentísimo. Tratándose de un propósito profundo, el dramatismo en  ‘’The Martian’’ crece como si ascendiendo un obstáculo progresivo e incansable se encontrase el espectador, trabajando aeróbicamente toda la historia que va aconteciendo. Gregson-Williams practica una contención tan envidiable que la penosa odisea espacial del protagonista se convierte (o mejor, se adorna) en una ventura a la que la vertiente filosófica podría dar sentido absoluto (eso sí, sólo a quien se arriesgue seriamente a quererlo ya que una pequeña sorpresa nos aguarda un par de párrafos hacia abajo en este artículo). El drama, ya dicho, asciende tranquilo y explota únicamente al final gracias a la partitura; mas, por otro lado, la misma composición ha sido la culpable (por fortuna) de contener este éxtasis interno para ofrecernos la posibilidad de un metraje meditado y trascendente.



                Es el momento de llegar a la cumbre; tras conseguirlo el oyente, con el final exquisito de la obra, lo debería hacer el músico inglés, tantas veces aparcado a un lado para dejar paso a otros artistas en el mundo del cine pero, sin duda, siempre aplicado en sus trabajos para conseguir intensidades excepcionales, tanto visibles (‘’Call of duty: advanced warfare’’) como contenidas (‘’El reino de los cielos’’). La elegancia con la que trata sus partituras es única y la capacidad de apoyo a las imágenes, a través de su sintetizada evolución en los últimos años, es marcada e identificable; aspectos que, junto a la calidad que siempre lleva consigo, hacen del autor de ‘’The equalizer’’ una garantía de éxito. Con un trabajo de gran talla, Harry Gregson-Williams está en la cumbre, sin duda, de su carrera.

                  Vayamos, ahora, a la ''muerte absoluta'' de la composición. Durante el visionado de la película, el estudioso o, siquiera, amante de la música de cine, sufre un repentino shock aproximadamente a mitad de metraje cuando, tras la escucha de varios instantes de música disco que el protagonista escucha en el reproductor de la ya lejana directora de la misión abortada, nos damos cuenta del primer plano que este tipo de música va a tomar en el desarrollo restante de la obra. Detestablemente comercial, la partitura de Gregson-Williams es noqueada rotundamente hasta parar en un segundo plano humillante y que, al finalizar la aventura, para nada es recordada. Lamentablemente, incluso los créditos finales son adornados por este tipo de música. Eso sí, la mayoría de los espectadores ríen, se divierten asociando temas famosos a la historia presenciada y su alegría y satisfacción son el elemento predominante en los comentarios finales, abandonando la sala. Una pena. Decepcionante trabajo de aplicación en pantalla cuando, sin duda, habría sido una gran música para otro tipo de película.





ESCÚCHALA SI...: lo haces sin ver la película.

NO LA ESCUCHES SI...: después quieres disfrutarla en pantalla.

RECOMENDACIÓN END TITLES: en pantalla, jamás. Aislada, sin duda.

OTRAS OBRAS DEL AUTOR: ''The Town'', ''Simbad''.


PUNTUACIÓN: 4.5

Antonio Miranda. Octubre 2015.


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