BSO- EL OLIVO- Pascal Gaigne.





EL OLIVO (2016).

La música para ‘’El olivo’’ se mueve en dos temas principales, como lo hace la historia, entre dos personajes bien marcados (el abuelo y la nieta) o entre dos lugares ciertamente diferenciados (España y Alemania); entre dos personalidades opuestas (la pasividad del anciano y la virulencia de la joven) o dos situaciones antagónicas (la ilusión y la ternura al lado del abuelo y la energía y desbocada obsesión en busca del árbol). En fin, la estructura de aplicación de la banda sonora está inteligentemente cuidada para dar forma, e incluso fijarla, a la de la historia en sí. El tema principal ), que ya aparece con presencia desde el inicio, tiene varios significados claros, siempre escuchándose cuando Alma aparece en los primeros minutos para, finalizando la introducción, sonando con la figura del abuelo en pantalla, evidente referencia a la relación dual que se va a establecer en el filme, atando un fuerte nudo inicial para dejarnos claro quién va a marcar la historia. Nos encontramos ante el fragmento más cercano al tono desenfadado del argumento y, sin duda, guía absoluta del viaje que Alma emprenderá, minimalista, aeróbico y en absoluto expresivo sino, acertadamente, evolutivo en sentimientos. He leído que su crecimiento emocional es nulo y su música estática; exacto, precisamente así lo requiere la historia, música ''estática'', aeróbica y, sin duda, con un marcado crecimiento equilibrado y no, como casi siempre se pide, visceral.



El segundo de los temas es tan sencillo como acertado, expresivo (ahora sí) y logradísimo. El artista consigue dar a su intención una globalidad de fuerza pasmosa: una sola nota mantenida de la sección grave de la orquesta contiene más historia en sí misma que minutos y minutos del propio argumento en pantalla. Es asombroso cómo puede llegarse a formar un sentimiento, una imagen, un recuerdo y un ‘’todo’’ mediante una sola nota; realmente, de los detalles más impactantes y, al tiempo, humildes y escondidos que un estudioso de la música de cine puede encontrar en una partitura en los últimos años. A mi parecer, siempre personal (evidentemente), este fragmento, igualmente variado a lo largo del filme, resulta la parte más importante de la música, los minutos más intensos y una de las claves para entender el sentido global y el sentimiento total de la presente obra de la directora Iciar Bollain. Su atmósfera pausada, incluso ligeramente sintetizada, nos traslada al recuerdo, siempre a la figura romántica del anciano y al amor incondicional de Alma hacia él. Su escucha a lo largo de la película se torna una delicia, simplemente brotar la nota única inicial provoca estados hipnóticos y alusiones instantáneas a la unión delicada y tierna entre el anciano y su tierra: su árbol.



Concluyendo, ejemplo de cómo una música práctica puede ser, igualmente, notable. Su función no pretende ser otra y la que es, sin duda, ejerce de inyección positiva a un argumento que necesita de ella inexorablemente. Muy recomendable trabajo.



A TENER EN CUENTA: La fuerza que el artista otorga a uno de los dos temas principales, inicialmente y en apariencia el que parte por detrás, pero que adquiere una importancia tan grande que la sencillez compositiva de su forma sólo la consiguen verdaderos artistas. Terminada la historia, Gaigne compone los créditos finales con una elegancia que la aparición del diálogo entre instrumento de cuerda y piano, tras los acontecimientos acaecidos, parece tomar una vida propia como si de una nueva historia, con ambos protagonistas, se tratara. Espléndido inicio de estos títulos finales.

PUNTUACIÓN: 8

Antonio Miranda. Mayo 2016.



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