BSO- THE FOG (La Niebla)- John Carpenter.



8.5 sobre 10

THE FOG (1980).
JOHN CARPENTER.


Partitura de las más comedidas  y serias del genial artista, suave, linealmente formada con propósito buscado y con un tema principal que en ningún momento, pese a sus múltiples aplicaciones en pantalla, quiebra la suavidad fantasmagórica de la niebla que, a su vez, es mantenida y referida por toques de pads en una sola nota prolongada. Interesantes matices que nos hacen comprender cómo un personaje es abrigado por dos temas principales, algo extrañísimo en la historia de la música de cine. ¿Quién, si no, iba a hacerlo? John Carpenter.

A mitad de metraje ambos temas terminan uniéndose. La habilidad compositiva, basada en la simple superposición de capas, es uno de los puntos fuertes del artista. Como músico, como director, como genio del Arte junta ambas secuencias musicales y, acompañando la narración de los hechos acaecidos cien años antes en la aldea de Antonio Bay junto con el descubrimiento del barco vacío (fijémonos cómo, curiosamente, también son dos elementos, como las dos entidades de la partitura mencionadas) va intensificando la historia únicamente con la composición, que comienza su mayor presencia en pantalla para, precisamente, anunciarnos (sin darnos cuenta) que los hechos y el terror empiezan a fluir. Un ejercicio de habilidad magistral que deja atrás pequeñas muestras de circunstancia de la música original y sí una mayor figuración de la que sale de la radio del faro de la aldea.



La parte final, ensamblado el sistema en la zona central, separa de nuevo las dos melodías para dar figura exacta y terrorífica a la niebla (¡la escena en la que los seres acuden a casa del niño es magnífica y simplemente ‘’musicada’’ con una nota mantenida durante minutos!). El tema principal más claro, con sus notas diferenciadas al piano sintetizado, comienza a padecer unas modulaciones tan extremas como imperceptibles para señalar la evolución progresiva del dominio de la niebla sobre el terror que van padeciendo los habitantes de Antonio Bay. Magnífico.

Un final exultante de sintetizadores descriptivos da paso a los créditos finales en los que el tema principal del filme suena más potente que nunca: ejemplo de cómo todos los motivos de John Carpenter, desde su ‘’Halloween’’ hasta los más desconocidos, son radiantes narradores de historias, protagonistas tan fuertes que llegarían a distorsionar a la propia historia si no hubieran sido compuestos, tocados, tratados y aplicados por un auténtico superdotado de la música de cine.





PUNTUACIÓN: 8,5


Antonio Miranda. Abril 2017.


EL OTRO LADO DE LA ESPERANZA- Aki Kaurismäki.



7,5 sobre 10


EL OTRO LADO DE LA ESPERANZA

Título original: Toivon tuolla puolen

Año: 2017
Nacionalidad: Finlandia
Director: Aki Kaurismäki
Intérpretes: Sakari Kuosmanen, Sherwan Haji, Ilkka Koivula, Janne Hyytiäinen, Nuppu Koivu.

Sinopsis: Khaled es un refugiado sirio que llega a Finlandia por casualidad y solicita asilo político, mientras Wikström es un residente en Helsinki que decide abandonar a su mujer y su trabajo como comercial de camisas para comprar un decadente restaurante.



Si hay un autor en el cine actual con un estilo propio e inconfundible, reconocible prácticamente al primer golpe de vista de uno cualquiera de sus planos, ése es Aki Kaurismäki. Y vuelve a dar muestra de ello con este largometraje, segunda entrega de una anunciada trilogía portuaria con la inmigración como hilo conductor.




En ella, vuelven a hacer aparición los grandes ejes temáticos de su obra, con personajes perdedores, vapuleados sin piedad (con frecuencia literalmente) por el cruel engranaje del sistema, pero que sin embargo muestran una inocencia casi propia de un cuento infantil y encuentran siempre un hilo de esperanza, por frágil que sea, al que aferrarse. En esta ocasión, se trata de dos protagonistas: por un lado, un refugiado sirio que llega a Finlandia como polizón a bordo de un barco y solicita asilo político; por otro, un hombre que decide abandonar a su mujer y dejar su ruinoso trabajo de venta mayorista de camisas para iniciar su deseado negocio de hostelería. Los dos huyen de algo buscando una nueva vida, y durante la primera parte del metraje vemos sus dos historias en paralelo, hasta que sus caminos se cruzan (ese cruce es anticipado metafóricamente al comienzo de sus respectivas huidas cuando por casualidad tienen un tenso encontronazo en un paso de peatones).



Kaurismäki hace suya la máxima de Charles Chaplin, del que se declara fiel admirador, de que la vida es comedia en plano general y tragedia en primer plano. Y así, el relato se articula como una tragicomedia que, sobre la base de una desesperanzada situación, está salpicada de situaciones de un sutil humor. Además, como no podía ser de otra manera, están presentes todas las constantes estilísticas y visuales del “Universo Kaurismäki”, como esos personajes hieráticos, con interpretaciones casi bressonianas (el francés es otro de sus autores de referencia, junto con el ya mencionado Chaplin y Ozu) por parte de los actores; o esos coloridos planos fijos con sus característicos juegos de luces y sombras que parecen querer arrojar un fogonazo de luz sobre un mundo oscuro (inconfundible el trabajo de su director de fotografía habitual, Timo Salminen).



No menos reconocible resulta el uso que hace de la música el director finlandés, que se limita a una serie de canciones de un trasnochado estilo rock and roll interpretadas siempre de forma diegética por varias bandas en determinadas escenas y cuyas letras parecen apostillar el momento interior que viven los personajes. La presencia de estas bandas forma parte de otro rasgo habitual en su universo, y es el gusto por introducir ciertos elementos anacrónicos (coches, vestimentas, música de otra época,…) que acentúan el componente surrealista.





Toda una serie de ingredientes que nos llevan a pensar que estamos ante un mundo irreal, una fábula para contarnos que, en resumidas cuentas, la existencia es trágica y cruel pero hay motivos para la esperanza en la bondad de algunos de nuestros semejantes. Un peldaño por debajo de sus mejores trabajos (a juicio de quien esto escribe, ‘Nubes pasajeras’ y ‘Luces al atardecer’), pero aún así siempre un verdadero disfrute. Kaurismäki en estado puro.


Calificación: 7,5


Ignacio Santos. Abril 2017.


BSO- GHOST IN THE SHELL- Clint Mansell & Lorne Balfe.


6.5 sobre 10

GHOST IN THE SHELL (2017).

CLINT MANSELL & LORNE BALFE.


Composición muy cuidada por parte de Clint Mansell y claramente descuidada por Lorne Balfe. El error de juntar, en última instancia, al último con el primero (genio actual de la música de cine inteligente) ha resultado de una trascendencia absoluta para el sentido global de la historia, visiblemente mutilada en las partes de acción. De éstas se encarga Balfe, limitándose a componer técnicamente una estructura comercial de acción que, en algún instante perdido, pareciere hacernos parpadear buscando alguna esperanza en ella. No es así y se configura como un empaste teórico dentro de una estudiadísima partitura, sentimental y metafísica, del autor de la eterna ‘’Réquiem por un sueño’’. Cómo Mansell ''musica'' la escena final, de acción, debiera de haber servido para que los productores se asombraran de la capacidad del músico por transformar una secuencia activa en algo más que disparos; no obstante, la complejidad del artista seguramente les hizo optar por darle a la acción ese sentido comercial de entretenimiento que, finalmente, ha herido de muerte la trascendencia de la aventura.



Como digo, Clint Mansell aplica todo su saber en esta obra. Matices, simbologías, adecuaciones a los significados, detalles al introducir las voces en clara referencia a la banda sonora de Kenji Kawai o al inyectar sutilmente la orquesta en los sintetizadores o éstos en aquélla, otorgando a todo su sentido concreto. Cómo el artista define a la protagonista mediante la velocidad de sus arpegios es asombroso: el ritmo rápido alude a la naturaleza visible de máquina y aparece cuando Mayor inicia sus acometidas violentas; el lento, al brotar en la historia el sentimiento filosófico del alma de la máquina. De este tempo lento pasa Mansell astutamente a los fragmentos de cuerdas más pausados y, con maestría, inicia su minimalismo de genio mediante, como base de la mayoría de las piezas, encontramos buceando sus tres notas tan empleadas en sus grandes obras. El artista merodea, sube, baja, grita en silencio o calla con sonido, durante la larga secuencia en la que Mayor encuentra a Kuze (el villano) y éste le informa de la verdad; es sencillamente asombrosa y una pieza musical digna de las mejores de Mansell.


Lo peor que podía sucederle a Lorne Balfe es lo que, sin duda, ocurre: la personalidad de su compañero es tan grande (y es tanta la distancia en calidad y arte entre ambos) que termina por hundirle drásticamente cuando suenan sus temas, quizá detalle poco perceptible al gran público pero que, sin embargo, nos llama poderosamente la atención a los aficionados a la música en el cine.




En definitiva, una partitura herida que podría haber resultado de entre las mejores de Clint Mansell de no haber aparecido Lorne Balfe.

PUNTUACIÓN: 6.5


Antonio Miranda. Abril 2017.