BSO- HAN SOLO: UNA HISTORIA DE STAR WARS- John Williams & John Powell



8,5 SOBRE 10

SOLO: A STAR WARS STORY
JOHN POWELL


John Williams resulta literalmente infranqueable. Cualquiera que sea su aparición, aportación o trabajo impone una sombra tan abrumadora que oculta el de cualquier otro artista. El tema de Solo que compone el genio de la música actual resulta impactante: sencillo en melodía e imposible de descifrar sino en 567 escuchas. Williams ejecuta una composición sublime, sin duda a la altura de sus mejores temas y da a John Powell, en bandeja, prácticamente en cuatro minutos la posibilidad del total de la partitura. Impresionante.

Ladeémonos hacia Powell: magnífico. Nuevo postulante a suceder a Williams en la saga. El trabajo del compositor es notabilísimo y supera, radicalmente cuanto más avanza la composición, la traba inicial (nada fácil) del tema compuesto por John Williams.

John Powell y John Williams componen de una manera muy similar. Salvemos las distancias, sin duda enormes, pero el compositor de 'Cómo entrenar a tu dragón' emplea para sus obras una cantidad de instrumentación y capas compositivas ingente, como Williams, consiguiendo una fuerza dinámica en los temas de acción verdaderamente envidiable. Se diferencian en la claridad del Genio contra la masa más confusa de Powell; no obstante, gran ventaja para éste. John Powell compone mucho con los vientos: Williams es el Maestro de la instrumentación de viento. Éste deja su huella y aquél logra un estilo tan propio, incluso adaptando música de la saga en sus temas, que consigue un resultado final abrumador, potentísimo, muy personal y, no lo olvidemos, apartándose lo justo como para ser él y no perder la identidad de la historia.

Sin duda, obra a tener muy presente y un paso adelante de John Powell en el panorama de los grandes encargos.


Antonio Miranda. Mayo 2018.













CICLOS END TITLES- GRANDES DIRECTORES DE CINE: YASUJIRO OZU




YASUJIRŌ OZU
(Fukagawa, Tokio, 1903-1963)

"Si existiese algo así como un tesoro sagrado del cine, para mí tendría que ser la obra de Yasujiro Ozu". Wim Wenders.

Para muchos el mejor director japonés de todos los tiempos; en todo caso, uno de los tres grandes del cine japonés clásico junto con Kenji Mizoguchi y Akira Kurosawa. Su filmografía, influencia clarísima para cineastas posteriores de todas las épocas, constituye una joya indudable del séptimo arte. En ella, se ofrece casi siempre una mirada intimista y de gran lirismo sobre la sociedad japonesa de su época, pero que por la universalidad de su temática se convierte en mirada nostálgica sobre la existencia humana, a través de una serie de temas recurrentes, como la vejez, las diferencias intergeneracionales, el tránsito entre las distintas etapas de la vida, la deshumanización que trae el progreso,... Perfecto ejemplo de todo ello es su obra cumbre, 'Cuentos de Tokio' (Tokyo monogatari), a menudo considerada una de las mejores películas de todos los tiempos.

Ozu legó al cine un lenguaje cinematográfico propio e inconfundible. Frente a otros grandes maestros que basaron su estilo en los largos planos secuencia, el japonés es el director de la concatenación de planos estáticos (este rasgo se acentúa a medida que avanza su filmografía, hasta el extremo de que en sus últimos trabajos no hay un solo movimiento de cámara en todo el metraje de cada película), lo que convierte el montaje y los planos de transición en elementos protagonistas de la narración. Son también características propias de su cine la cuidada composición de cada plano o el emplazamiento de la cámara a la altura de un adulto sentado sobre el 'tatami', recurso éste último que, aparte de dotar a su estilo de una evidente "orientalidad", permite una mirada de igual a igual entre el espectador y los personajes.

Películas más destacadas:



He nacido, pero... (1932)




Primavera tardía (1949)




Principios de verano (1951)




Cuentos de Tokio (1953)




Buenos días (1959)




Otoño tardío (1960)




El sabor del sake (1962)





Ignacio Santos. Mayo 2018.