BSO- BATMAN: EL CABALLERO OSCURO- Hans Zimmer & James Newton-Howard.





9 sobre 10


BATMAN: THE DARK KNIGHT (2008).
HANS ZIMMER & JAMES NEWTON-HOWARD.


                Diez minutos dura el inicio secuencial de la segunda entrega de la saga de Nolan. Si en la primera entrega la partitura comenzaba con una interesantísima mezcolanza de los posteriores temas a trabajar, ahora se nos golpea directamente con un espectacular tema de acción. Sigue la misma línea de ‘’Batman Begins’’, aunque veremos si con sus idénticas partículas negativas. Se trata de una  combinación, fantástica, por cierto, entre el apoyo a la secuencia mediante ritmos arpegiados y efectos y la narración, por instantes concretos, de lo que va ocurriendo. Completando las bases rítmicas aparecen dos temas, que serán los principales de la segunda entrega y, a juicio de quien esto escribe, insuperables: las dos conocidas notas de la primera película permanecen (mucho se ha hablado sobre ellas; suponen, en contra de lo que muchos han comentado, un tema en sí, digno y con fuerza arrolladora, del superhéroe. Sin duda lo son y para nada mantienen a Batman en un estado de indefinición musical. Otra cosa distinta es cuándo es usado, cuestión ya más debatible pero aclarada en el artículo de ‘’Batman begins’’) y, por otro lado, un compendio de sonidos tocados por las cuerdas que en la mayoría de los casos surgirán como base musical y, por tanto, poco perceptibles. Sin embargo, ahí están, son el nuevo toque de identidad del filme, esta vez con más cuerpo y oscuridad que en la primera entrega. Suenan por vez primera, para que resulten fácilmente identificables por quien esto lee, en el momento justo en que el policía Gordon aparece al lado del foco con el emblema del hombre murciélago. Sublime composición.

                Entramos en una fracción de metraje más pausada, tras el inicio frenético. Entra en escena Newton-Howard, cuyos temas varían sensiblemente de la orientación en ‘’Batman Begins’’, ahora no tan dulces y sí con un mayor tono dramático, oscuro e inquieto (el pasado de Bruce, su infancia, es tema de la primera parte de la trilogía; ahora, los episodios descritos por el artista radican en secuencias tranquilas de diálogo, tramas y pequeños conflictos internos). Eso sí, siempre a la altura. Poco dura su aportación y en seguida comenzamos a escuchar apoyos exquisitos a los sucesos que van aconteciendo, todos con un carácter global de unidad que les hacen mantener la narración de la historia como un único devenir. Así lo muestra la partitura, enlazando varios capítulos sin dejar de sonar. El matiz  lúgubre es absoluto, aunque mantenido, calmado, como parado por esos arpegios hipnotizadores e interminables y encumbrados como seña de identidad por las referencias al villano, el Joker. Apréciese ese sonido sintetizado y chirriante, como oxidado, que otorga a los momentos la demencia que ya posee, de por sí, el genial personaje.





                Nos hemos adentrado de lleno en la trama; pocos fragmentos tranquilos aparecen aquí (tiempo tardará en llegar la muerte de Gordon y algo más tarde la sutil y delicadamente descrita entrega del hombre murciélago a las autoridades). Los capítulos de la búsqueda y captura de Lau, el contable de los mafiosos de Gotham, o el inicio del episodio del Joker en la fiesta del ático de Bruce y su continuación son sensacionales y sus notas primeras, en los comienzos de las secuencias, ‘’tecnológicamente’’ soberbias. Los arpegios sintetizados y orientados a los bajos electrónicos imprimen una brutal potencia y una inquietud total y los ritmos de narración son controlados por los artistas de forma innegable. Lo mismo ocurre pasada ya la mitad de la trama: Batman queda atrapado en su vehículo. La persecución de la que forma parte, junto al Joker, ha sido narrada magistralmente con…silencio. De pronto el superhéroe sale del coche, destruido, en una especie de moto y su presencia, de nuevo en pantalla, ostenta una autoridad inquebrantable: comienza la música.

                El segundo tercio de metraje termina de forma espectacular. La historia, la película y la música han ido tomando un cariz cada vez más sólido, pero jamás con vistosidad desmedida, algo no demasiado fácil de conseguir en obras de este tipo. La destrucción producida voluntaria y estudiadamente por el Joker consuma la partitura de acción y, por su parte, tras el desastre, el intimismo presenta al piano un tema hermosísimo, nada facilón ni presuntuoso e iguala su función a la de la parte más furiosa de la música, algo, también, encomiable. Hemos alcanzado la madurez absoluta de una creación artística de muy alto nivel. Y aún queda el último tercio (recordemos, fragmento en el cual la banda sonora para ‘’Batman begins’’ sufre un desmedido bajón. Cuidado).





                Comenzamos esta parte final, tras el exitoso culmen, de nuevo a alto nivel. Aparecen las notas mencionadas al inicio del artículo; intencionadamente usadas tras la fuerza musical que acaba de concluir, los artistas nos vuelven a inyectar una dosis de atención. Este detalle, el arpegio rítmico en tonos graves, que machaca la secuencia del Joker en el hospital disfrazado de enfermera, y el empleo habilidoso durante la secuencia de, no las dos conocidas notas del tema de Batman de toda la trilogía, sino sólo una de ellas, nos hacen pensar en un final de partitura ‘’terrible’’.

                El desenlace, con la amenaza del Joker a toda la ciudad, va a ser tratado de forma ejemplar por la partitura; se ha lanzado, por fin, el tema de esta segunda entrega: el arpegio de notas suena ahora con más fuerza, presencia e, incluso, rapidez. Hará aparición, ligeramente, el tema intimista con el que se culminó el clímax anteriormente citado y, para terminar, un delicioso final de partitura: trágico, pausado, anterior a la muerte final, en el ámbito del mejor y más dramático Zimmer.




                Concluyendo, la trilogía para Batman de Christopher Nolan ha dado un salto encomiable en calidad musical. La obra de los dos compositores para ‘’Batman: the dark knight’’ es, sencillamente, soberbia. Rectificadas las carencias de la primera entrega, manteniendo los detalles de más calidad e imprimiendo al trabajo una mayor oscuridad tonal, el resultado es impecable.


ESCÚCHALA SI...: gustas de las verdaderas obras maestras de Hans Zimmer y una encomiable puesta en partitura del mítico hombre murciélago.

NO LA ESCUCHES SI...: tenías alguna esperanza de que la función de Newton-Howard fuera de mayor peso que la del compositor alemán.

LLEGARÁ A SER UN CLÁSICO: debería, sin duda, serlo dentro del género.

OTRAS OBRAS RECOMENDADAS DEL AUTOR: ''Hannibal'' (Zimmer), ''El príncipe de las mareas (Newton-Howard).

PUNTUACIÓN: 9




Antonio Miranda. Septiembre 2014.

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