BSO- EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: EL RETORNO DEL REY- Howard Shore.




9 sobre 10

THE LORD OF THE RINGS: THE RETURN OF THE KING (2003)
HOWARD SHORE.


                Minas Tirith: arranca la partitura. ‘’El retorno del rey’’ no se situa en un lugar, el tercero, demasiado privilegiado para combatir la calidad de sus antecesoras. Realmente, su inicio es flojo y durante media hora larga de metraje basada en un simple apoyo descriptivo de las secuencias. Ha desaparecido drásticamente la narración tras la última batalla en el Abismo de Helm, donde concluyó ‘’Las dos torres’’, y Shore se toma un ligero descanso. Es con la aparición de Arwen y su cruda decisión de asomarse al mundo de los mortales cuando el compositor inicia de nuevo su andadura triunfal, ahora sostenida en la dulzura maravillosa que siempre aporta al mundo musical de la mujer elfa. En esta ocasión, el listón de la historia baja, como también su música. Lo dicho: a la media hora comienza el verdadero nivel de la partitura.

                Tras la apoteosis musical de ‘’Las dos torres’’ nos encontramos ahora una sorpresa: creemos haber intuido el inicio real de las notas de Shore tras la delicia de Arwen, pero no es así. Transcurren los minutos y nos topamos con una historia global más lenta que las anteriores y, en consecuencia, los sonidos del artista canadiense sufren un arriesgado y profundo desfallecimiento. Del apoteósico mundo narrativo del que hemos disfrutado a un análisis mucho más descriptivo, con temas no carentes de cierta calidad pero que, no obstante, empujan al global de la composición tantos peldaños abajo como van subiendo los dos hobbits y Gollum. Hemos superado el primer tercio de la obra y, por desgracia, la música no despega. Lo ha simulado en un par o tres de momentos asombrosos, el ya mencionado de Arwen, la llegada de Frodo y sus acompañantes a las Minas Morgul o la interesante composición para el canto del hobbit mientras el hijo de Denethor labra su muerte . Pero son instantes aislados y en todo momento la música vuelve a decaer.





                Llegamos a la mitad del metraje y encontramos un claro ejemplo del camino optado por compositor y director: llega Elrond y habla con Aragorn. La descripción que el compositor efectúa del encuentro es de gran calidad. Vemos que en ‘’El retorno del rey’’, musicalmente hablando, el mundo de los elfos aglutina una parte importantísima del carácter de casi toda la partitura. A continuación, el guerrero, aconsejado por el elfo, se adentra con sus compañeros en ‘’el bosque sombrío’’ y Shore vuelve a bajar el listón a niveles sencillos y marcada y trivialmente descriptivos que hacen una función de apoyo correcto, sin más.

                ¡Por fin! Llegan los orcos en masa a Minas Tirith. Suena Shore, poderoso, majestuoso, sólo percusión. ¿Será el momento? ¿Habrá llegado el punto de inflexión tan esperado? Efectivamente, el compositor despierta, inicia su ya vigorosa orquesta y se inicia la narración de la última batalla. Aparecen los Nazgûl sobre sus bestias aladas y retumban los coros como nunca. Planos cortos, largos, velocidad, secuencias, instantes…todo comienza a fluir y el artista dispara la calidad que se suponía con la misma habilidad y calidad que en las entregas anteriores. Ha sido un (tal vez) querer y no poder; una pincelada de calidad y cinco de espera; un hacer esperar al espectador y al oyente que ha resultado algo incómodo. No obstante, el final que nos aguarda es de una grandeza auténtica.


                Llegamos a la secuencia más vigorosa y estable de toda la tercera entrega. Su narración: única; el ritmo: asombroso, con unos cambios magistrales; el manejo del sonido: inigualable. Se trata de la escena de la araña. Shore emplea una narración rápida, poco perceptible y en su conjunto inteligentemente revuelta y la corona durante escasos cinco o seis segundos mediante grupos de tres notas limpias, pero a la vez chillonas y directas, y sus variaciones, adornando con ellas la agresividad absoluta del monstruo. En opinión de quien esto escribe, una de los momentos más ricos musicalmente tratado (aunque también en muchos otros aspectos, aquí no reseñables) de la trilogía completa. Intercalada en su mitad parte de la batalla de Minas Tirith (que sigue su curso), la nueva aparición del engendro es, si cabe, más sobrecogedora en todos los sentidos que la primera. Jackson manda callar y Shore permanece agachado, agazapado, algo así como en actitud ‘’gollumiana’’; la araña avanza y Frodo la ignora. Es uno de los fragmentos de silencio que tanto han dado al sentido musical de varias escenas fantásticas de toda la obra en su conjunto. Es entonces cuando el hobbit se percata y el compositor salta agresivo, obsesivo incluso y despierta, en cualquier estudioso de la música de cine, un desconcierto, un pasmo, una admiración y un aliento tan profundos que tienes que erguirte en el sillón: suena el mejor y más mítico Shore de ‘’El silencio de los corderos’’ o ‘’La mosca’’. Admirable. El silencio atronador que ha sonado en su partitura lo transforma astutamente en una percepción melódica confusa (como lo son sus dos geniales trabajos mencionados) que pasa a ser una referencia de la música para ‘’El señor de los anillos’’. Hay una piedra en el camino, en la magnífica senda que se acaba de formar: la torpe puesta en escena, por parte del director, del compañero de Frodo, Sam, que llega para salvar a su amigo. Todo, absolutamente todo el cariz dramático y asombroso creado tropiezan de lleno en la desafortunada opción. Una lástima, sin duda.

                Nos encontramos inmersos en el caos de la batalla y acontecimientos finales. El tratamiento que la música tiene en estas circunstancias conserva estructuras de las entregas anteriores y crece un punto más cuando Gandalf, entre orcos, matanzas y amenazas, habla sobre la muerte. Momentos creíbles o no, aquí analizamos los motivos y aplicaciones musicales a imágenes e historias y esta vez, sin duda, la aparición de un nuevo motivo, nunca antes usado, finalizando la historia y entre tanta maraña de violencia es, cuando menos, grata y sorprendente. A mi juicio: sobresaliente. El contraste que la belleza de estas notas instauran en la atmósfera mortífera es de tal fuerza que son capaces de limpiar cualquier atisbo de ferocidad de su alrededor y hacernos palidecer ante la proximidad de ‘’la luz’’. El mago y sus discursos son, sencillamente, superiores como lo es su figura, como fue la música que en la entrega de ‘’Las dos torres’’ él mismo portaba de un lado a otro. Esta entrada de melodía blanca y dulce nos anuncia, realmente, el final y así será por segunda vez empleada cuando Sam alza en sus brazos al moribundo Frodo, camino de la destrucción del anillo. Un instante éste, de nuevo (y sin entrar en matices de mayor o menor calidad cinematográfica) en el cual lo que director y músico pretenden es conseguido de una manera abrumadora y…sí, preciosista, pero hermosísima. Gandalf hablaba de la muerte; los hobbits se acercan a la muerte. El motivo musical une, hábilmente, estos dos instantes y se ha convertido en el anuncio del final; eso sí, más tarde descifraremos el carácter esperanzador que realmente tiene, ya que el motivo aparece con una extraordinaria fuerza en la marcha final de Frodo, dejando la Comarca…¿muriendo? Es curioso y estudiado que en una producción con tanta violencia y muerte, precisamente el tema de ésta sean unas notas dulces y rebosantes de poder y fe.






               El tratamiento coral del desenlace de la contienda es portentoso, un ejemplo de composición moderna a seguir para cualquier seguidor del Arte y más aún para todos los estudiosos de la música de cine. No se nos presentan numerosas líneas argumentales, las cuales, con un único tema, sería complicado narrar. Tenemos dos, la batalla y la destrucción del anillo y Shore coge la rienda del argumento y lo cuenta, literalmente, él. La habilidad para narrar es ahora la culminación de todo el trabajo anterior durante la saga y que va a concluir, de forma conmovedora, con un epitafio final que el artista graba sobre la cinta inmortal del Cine (recordemos que siempre hablo del aspecto de la partitura, no del filme como tal)). Un final tan arrollador y una conclusión tan hermosa, tan bella, que ahora pensamos en la débil primera parte de la cinta y gritamos apesadumbrados por estar frente a uno de los que podrían haber llegado a ser mejor trabajo de la historia de la música de cine.

                Concluyendo, la tercera partitura para la saga de ‘’El señor de los anillos’’ cumple una floja primera parte para repentinamente ascender de forma poderosa y sentenciar la historia alcanzando el nivel más alto de toda la aventura.



ESCÚCHALA SI...: has completado las otras dos entregas. No te quedes sin un final exquisito de composición.

NO LA ESCUCHES SI...: pretendes oír algo nuevo respecto a lo anterior.

LLEGARÁ A SER UN CLÁSICO: la unión con el resto de la música para ESDLA lo es.

OTRAS OBRAS RECOMENDADAS DEL AUTOR: ''Maps to stars''.

PUNTUACIÓN: 9



Antonio Miranda. Diciembre 2014.


BSO- EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LAS DOS TORRES- Howard Shore.




9 sobre 10


EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LAS DOS TORRES (2002).
HOWARD SHORE.


                Una amalgama ligeramente caótica nos presenta el inicio de ‘’Las dos torres’’. Varios de los temas ya compuestos para la primera entrega surgen repentinos, mezclados y valientes entre otros nuevos. Es la lógica de un filme absoluta continuación del anterior y que no necesita de preámbulos ni referencias. Shore surge poderoso, esta vez desde el comienzo, y su intención es fijar la atención del espectador en la historia (con un par de referencias a temas melódicos de la primera entrega, fáciles de identificar) y continuar afianzando la monstruosidad del mundo malhechor usando, al inicio, el tema y ambiente de los orcos del ejército del mago Saruman. No obstante, se nos ‘’ataca’’ ya desde el primer minuto prácticamente con la presencia de Gollum. Una curiosa relación entre varios conceptos podemos percibir aquí: el pequeño personaje aúna dos personalidades extremas (dulzura y violencia), tal como lo hace la partitura completa para la saga de ‘’El señor de los anillos’’. Curiosa simbiosis entre música y personaje que, precisamente, va a ser, de aquí en adelante, elemento primordial de la aventura. Y es más, como ya mencionábamos en el artículo sobre ‘’La comunidad del anillo’’, además de la vertiente romántica y la violenta de la música, ésta contiene un pequeño e inteligente motivo de enlace entre ellas que se va presentando en pequeños momentos y que representa una atmósfera intrigante, especuladora y misteriosa y no menos reseñable. Aquí, en ‘’Las dos torres’’, se nos muestra de la mano de Gollum, una figura (la única en la historia) que aglutina en sí la totalidad de la orientación musical: dulzura y furor y, describiendo sus presencias a partir de ahora, la intriga, el enigma… Gran detalle.




                Nos encontramos de lleno inmersos en el primer tercio de metraje. Éste adquiere una calidad mayor que en la primera entrega mientras que la partitura, equilibrada, se mantiene en el esplendor que rebosó durante el segundo y tercero de los tercios de ‘’La comunidad del anillo’. Se abren ahora varias líneas argumentales, tantas como posibilidades trabaja el compositor con una habilidad sin igual. Pero llegamos al segundo punto clave, siempre musicalmente hablando, de este prometedor inicio: la aparición de Gandalf. El mago y la bestia Gollum acaparan, a juicio de quien esto escribe, la estructura musical del primer tercio completo, alrededor de los cuales se mueve el resto de temas. Es curioso pero, astutamente, Shore plantea el centro de gravedad de su partitura en torno a las notas del tercer apartado, el menos presente en la primera entrega y el más importante en el inicio de la segunda: el misterio. Mediante esta forma de organizar su trabajo se va planteando la fuerza e importancia de la inquietud que presentan las situaciones, los desenlaces, las aventuras. Un apartado secundario que ha adquirido ahora el poder de ser cúspide y tener a sus lindes los temas bélicos y melódicos y que es el reflejo, precisamente, de los dos personajes que manejan este primer tercio mencionado.

                Llegamos a Rohan, reino de vital importancia en adelante. La variedad musical que Shore nos presenta aquí es increíble y, aún así, la unidad de la composición permanece intacta, aspecto de los más a tener en cuenta en el estudio de la banda sonora de la trilogía. Sin embargo, no es Rohan quien nos ofrece tal riqueza de estilos y melodías, sino Gandalf. Ya he apuntado la trascendencia del personaje en este tramo de historia y es que el gran mago, sin duda, es el portador de la parte más rica de partitura hasta el momento. Incluso el nuevo tema que surge de la aparición del reino de Rohan, que muchos atribuyen a tal región, no es sino uno de los que el anciano porta consigo, como si de su bastón saliera multitud de registros que fuera adjudicando por su magia a cada paso, reino o personaje que encuentra. Magnífica asociación personaje-música.

                La mitad de la obra y también del segundo tercio marca el inicio de la partitura más contundente, no sin antes dejarnos una exquisita secuencia (que se proyectará igualmente minutos más tarde con la protagonista femenina de los elfos y su padre) : el recuerdo, por parte de Aragorn, de sus últimas vivencias junto a Arwen. Una pieza musical de extraordinario nivel romántico (como la mencionada posterior), de una evocación fantástica y que por su fuerza y calidad parte el metraje radicalmente en dos. De entre tantos detalles, inventivas y acontecimientos, nos encontramos ante el de mayor fuerza sin lugar a dudas. Un instante, y el que está por venir, que encumbran a la partitura del compositor canadiense a niveles desorbitados.  Como digo, la composición inicia su ascenso final. Lo hace con una batalla magnífica en la que los silencios, atronadores sonidos que rompen el alma del espectador, son de un cuidado estudiado que compositor y director emplean magistralmente en la secuencia. Únicamente de cinco segundos, durante dos momentos, suficiente para dejar asombrado a cualquier estudioso de la música de cine. Como dijo el genial artista: ‘’era un silencio que parecía sonoro’’.




                A partir de este instante, último tercio del metraje coincidente con la llegada del grupo de Rohan al Abismo de Helm, el nivel de narración que Shore aplica a la música es extremo y de una calidad ya máxima. Así permanecerá hasta el final, descifrando cualquier detalle con unas melodías grandiosas y siempre usando, como durante toda la trilogía, los sonidos clásicos de la orquesta.

La batalla final en el Abismo ejemplifica la grandiosidad de la composición. Hemos llegado al clímax de la misma, como de la historia. Ahora las distintas líneas narrativas se unen con fuerza girando alrededor de la poderosa presencia de la narración musical de la batalla. Un pequeño detalle, fundamental en todo el metraje y dador de la estructura de las secuencias de acción: el ritmo aplicado por Shore nunca se excede y mantiene formas de ritmos a medio tiempo, jamás acudiendo a facilidades aceleradas. Es la clave para aumentar la presencia demoníaca de los orcos y la violencia, siempre pesada y nunca desbordada, de las secuencias de lucha.




Gollum ha desaparecido de la historia. ¿Qué ha pasado? ¿Cuál ha sido su función entonces, o la causa de tal circunstancia, siendo elemento primordial como hemos dicho? Tenemos las respuestas en el final de la cinta, de exquisita y metódica delicadeza perversa; es un final de obra tan estudiado, musicalmente hablando, que su aparición parece sorprender. La bestia, recordemos lo dicho, aglutina en sí el sentido puro de la parte misteriosa y enigmática de las notas, tan importante en esta segunda parte de la trilogía. En el último tercio, este ámbito musical ha desaparecido casi en su totalidad. No es mera casualidad; el final, tan sentencioso y firme, nos mantiene en la incógnita de toda la historia, y eso que hemos ya pasado dos de los tres rodajes. La narración que Shore practica al tiempo que Gollum muestra ese típico monólogo o diálogo entre sus dos caras es, sencillamente, embriagador. No usa nada más que las cuerdas y termina con el tema compuesto para la bestia en forma de canción vocal. No hay lugar, en este final, para referencias a batallas o romances. Eso ya pasó, es historia de la aventura y el presente, la sustancia que permanece, es la conspiración y el misterio.

En conclusión, una segunda partitura para la trilogía en la que se nos plantean las narraciones ya hechas y con un cuerpo sólido. Nuevos temas que, otra vez, no rompen la unidad. Una composición mucho más oscura y seria que la primera, con unos temas románticos majestuosos, otros de acción que mantienen el nivel de la antecesora y una base y cuerpo fundamental que representan los temas pausados llevados al mundo de lo oculto y desconocido. Gran obra para la música en el cine.


ESCÚCHALA SI...: te gustó la primera entrega y piensas que no puede superarse.

NO LA ESCUCHES SI...: como dije en la primera entrega, no eres un seguidor del mundo Tolkien.

LLEGARÁ A SER UN CLÁSICO: quizá la más desconocida y menos valorada de las tres películas pero, sin duda, debería ser la primera de todas. Lo es considerada como un todo junto a las otras dos composiciones.

OTRAS OBRAS RECOMENDADAS DEL AUTOR: ''El aviador'', ''Promesas del este''.

PUNTUACIÓN: 9




Antonio Miranda. Noviembre 2014.

BSO- EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LA COMUNIDAD DEL ANILLO- Howard Shore.





8 sobre 10

THE LORD OF THE RINGS: THE FELLOWSHIP OF THE RING (2001).

HOWARD SHORE.

                El inicio musical de la trilogía es soberbio, nada menos que media hora intensa de auténtico lujo narrativo para iniciar el gran trabajo del compositor para la extensa aventura. Un ir y venir de temas que más tarde serán desarrollados ampliamente. Él mismo es, Howard Shore, quien con su elegancia inicial comienza una partitura de gran empaque y poder. La orquesta tradicional dota a la obra de un clasicismo moderno emblemático. Nos encontramos ante los minutos iniciales de una magna concepción musical que, sin duda, sirven de preámbulo firme y hermoso, seguramente siguiendo un camino bastante divergente al de la narración del director en cuanto a calidad, fijación del espectador y emoción. Una distribución musical estructural que sigue la forma C-A-B-C (considerando la C inicial como el pequeño prefacio que junta en pocos minutos un compendio extraordinario de lo que va a ser la obra).

                Valoremos A como la melódica temática a la que acude el compositor desde el mundo inicial de los hobbits, bellísimas melodías que alcanzan, si no superan, incluso a instantes de fuerza dramática compositiva, algo nada fácil de conseguir, y menos hoy día, en la música de cine. El perfil B es conseguido con una habilidad altísima. Se trata de la forma intermedia con la que Shore une los instantes melódicos y tranquilos con los aparatosos y bélicos que dan fuerza y perfil a la grandeza de esta banda sonora: esta forma B delimita la presencia inicial del anillo, encubierto, reservado y aún por conocer. Así nos lo dan a conocer las figuras que forman dicha estructura y podemos verlo con claridad cuando Frodo recibe el anillo que deja Bilbo Bolson o en la conversación entre los dos magos, Saruman y Gandalf. El armazón principal, C, se nos muestra implacable a los cuarenta minutos de metraje: es la parte vigorosa de la ópera a la que el artista canadiense da vida; coros enérgicos, vientos, percusión… Se nos ha introducido de forma sutil e inteligente a lo largo del desarrollo de la fase B durante dos secuencias, el conocimiento y lectura de Gandalf sobre el origen del anillo y la aparición a caballo de las fuerzas de Mordor en busca del preciado tesoro. Vayamos con una de las escenas más sublimes de la película, como hemos dicho, a los cuarenta minutos de aventura: la estructura B es solapada bruscamente por la C en un inicio de cuerpo musical artísticamente arrebatador; la reunión de los dos magos para de pronto y se inicia la lucha. Peter Jackson, el director, une astutamente los dos mundos a través de una de las figuras más poderosas del ámbito bienhechor, el mago Saruman, quien repentinamente pasa a formar parte del mundo oscuro. La lucha entre los dos ancianos es exquisita (siempre desde la órbita musical, hay que recordar) y las notas, como composición, inician un clímax heroico que ya no  se abandonará. La narración que la partitura hace del conflicto es única. Atendamos al asombroso y estudiado detalle de la escena cuando Saruman arrebata el bastón a Gandalf; planos veloces, detalles y música al unísono que cualquier estudioso del arte no debería dejar pasar. Shore comienza la andadura firme de la composición tras una introducción admirable. Hemos llegado al cuerpo principal.





                El proceso que sigue el filme a partir de aquí no es complicado y sí práctico. Los temas comienzan a aparecer uno tras otro y en combinación incluso, mostrados con maestría, como es el caso de la formación del nuevo ejército por parte de Saruman (poder y oscuridad) con el presidio de Gandalf (pureza y delicadas formas musicales, que conforman la sagaz antesala, ya próxima, de la partitura referida al mundo de los elfos, de una belleza embriagadora). El peso de la historia, sin lugar a dudas, lo lleva, comenzado el segundo tercio de la cinta (y siempre musicalmente hablando) la presencia de los fragmentos oscuros referidos a los jinetes negros. Un tratamiento espectacular, como lo es la imagen de los espectros a caballo, y que supone el inicio del turbio y maléfico mundo que está por llegar. Realmente, los temas que van apareciendo cuando toman la escena los jinetes no son sino la base firme de las estructuras musicales que irán creciendo. Siempre, es justo decirlo, aderezadas con las impagables melodías limpias y brillantes de la comunidad, de los elfos y demás detalles lejanos al ámbito malhechor.

                El formato C de la partitura está ahora en plenitud; es el segundo tercio de la aventura y el compositor juega, junto con su director, al planteamiento drástico en forma dual de dicho formato: las notas más hermosas, que momentos antes se refirieron a los hobbits, fundamentalmente, y a pequeñas referencias narrativas de la historia y de la Comarca, pasan ahora a un nivel menos cómico y divertido, ya dramático, etéreo e intelectual. Se enfrentan fuertes contrastes de la partitura, el lado bello a la parte oscura, y ambos con temas directos, poderosos y de composición no demasiado compleja pero sí de una eficacia en pantalla asombrosa. A mi entender, sin duda, la música de Shore es la protagonista en este primer y segundo tercio del metraje. Adentrémonos en el tercero y último para comprobar si esta función no desaparece.




                Precedido por una extraordinaria demostración de la unidad que posee la partitura para ‘’La Comunidad del anillo’’, reflejada en la dulce y evocadora declaración de amor en los parajes de Rivendell, que la compositora Enya describe con la belleza de su voz y que encaja a la perfección entre tanta melodía creada por Shore, estructura y forma que tiene la partitura, iniciamos el fragmento final de la obra: el último de los tercios, equivalente a la segunda mitad de la historia, ya avanzada, cuando la comitiva formada inicia sus peripecias. Aparecen nuevas variaciones temáticas y otros motivos nuevos que, sin embargo, guardan una disposición idéntica al resto y no crean, en absoluto, ningún tipo de ruptura de unidad, al contrario, con su novedad introducida en diversas secuencias fomentan  mayor solidez temática, si cabe.

                La llegada a las minas de Moria supone uno de los momentos más hermosos de la música de cine de los últimos tiempos. La descripción que Howard Shore realiza del lugar, cuando Gandalf lo ilumina, es, sencillamente, hermosísimo. Pocos segundos que no precisan de ningún tipo de estudio: siéntelos.

                Shore describe y narra con destreza propia de genio. La música no cesa de sonar ya hasta el final y el trabajo y estudio llevados a cabo son envidiables. Melodías de gran calidad, apoyos a momentos de tensión, fuerza en situaciones límite. En fin, una inigualable mezcolanza musical y la llegada al clímax artístico-musical de toda la película: la aparición del demonio del mundo antiguo, contra quien lucha Gandalf y termina cayendo al vacío. Una secuencia espectacular que resume el sentido de absolutamente toda la partitura desde su llegada hasta la partida del grupo, ya sin el mago. La calidad coral que aporta el compositor a esta escena es máxima y, en opinión de quien esto escribe, imposible de superar. El carácter satánico, infernal, obsesivo y vigoroso es colosal y mayúsculo el contraste de éste con la delicadeza posterior de las melodías que hacen ver al grupo la pérdida del mago. Un cuadro cinematográfico que, orientado hacia el mundo de la música de cine, es imprescindible. La partitura ha culminado su estudiado proceso hasta llegar a este punto. Su crecimiento y progresión han sido uniformes y así será hasta el final, guardando ahora una línea más equilibrada hasta la culminación de la primera de las tres entregas, manteniendo esa ya mencionada dualidad musical de momentos duros y activos con instantes plácidos y melancólicos. Se han instaurado, con esta primera producción, los cimientos de la trilogía en conjunto, obra musical que debe concebirse como tal.




                Concluyendo, una composición que sobresale por encima incluso de la cinta y que dota a la obra de Peter Jackson de una identidad que ningún otro elemento artístico es capaz de ofrecer. Una partitura de altísimo nivel, de carácter clásico, y fuertemente marcada por el enfrentamiento entre crudeza y romanticismo y que presenta una unidad, pese a la tremenda variedad de registros (incluyendo la escasa pero acertadísima participación de Enya), que alza su nota a niveles sobresalientes.


ESCÚCHALA SI...: estás en ese momento en que descubres el maravilloso mundo de la música de cine. Imprescindible.

NO LA ESCUCHES SI...: te apartas voluntariamente del ''mundo Tolkien''. Nos encontramos ante una de sus identidades más profundas y estables.

LLEGARÁ A SER UN CLÁSICO: lo es.

OTRAS OBRAS RECOMENDADAS DEL AUTOR: ''La mosca'', ''El silencio de los corderos''.

PUNTUACIÓN: 8



Antonio Miranda. Agosto 2014.


INTERSTELLAR- Christopher Nolan- 2014.




8.5 sobre 10


    Obra muy recomendable para las mentes inquietas que se planteen el estudio pausado y profundo de los entresijos intelectuales de una película. Entre paisajes gélidos y lugares desconocidos, la mente humana deambula nerviosa alrededor del concepto de la Idea como algo abstracto, ignorado y superior que, incluso, podría llegar a ser simplemente un amasijo de problemas y turbaciones que terminaran por plantearse  los límites del pensamiento.

    El filme posee numerosos matices comerciales pero, sin duda, contrapuestos a otros altamente atractivos. Tres horas de medidos diálogos científicos y pequeñas gotas de una filosofía trascendental que van a dar con un final (tal vez algo debilitado por similitudes a obras maestras anteriores) bien compensado para todo tipo de público, tanto el exigente como el que la ve por entretenimiento sin más (errónea postura frente a la obra, por otro lado).





    Importantísima visión del metraje por parte de su compositor, Hans Zimmer, que aplica un minimalismo estudiado y un estilo que, salpicado por un par de trabajos pasados, no deja de formar su propia personalidad, profunda y fuerte.

Sin duda, recomendable.


Antonio Miranda. Noviembre 2014.

BSO VIDEOJUEGO- CALL OF DUTY: ADVANCED WARFARE- Harry Gregson-Williams & Audiomachine







8.5 sobre 10


‘’CALL OF DUTY: advanced warfare’’ (2014).
HARRY GREGSON-WILLIAMS & AUDIOMACHINE.

                LA FUERZA, carácter y calidad que Michael Giacchino insertó bestialmente en su época de videojuegos fue asombrosa. La puerta del mundo de las consolas quedó abierta, realmente, para los grandes compositores del cine curiosamente por uno que todavía no lo era, pero que actualmente resulta de las promesas más firmes. No es el caso, esta vez se presentan otras dos fuerzas compositivas para dar vida a esta aventura.

                La saga musical de ‘’Call of duty’’ ha sufrido una evolución clara y de adaptación a los tiempos. De la orquestación pura de Giacchino a la música electrónica y hasta industrial para imágenes que se nos presenta ahora. Un riesgo importante; un acierto asombroso. La calidad que nos podemos encontrar en este ‘’Call of duty: advanced warfare’’ es altísima. De hecho, la asociación para su composición del consagrado, sutil ya y elegante en el presente Gregson-Williams junto a la productora musical Audiomachine ha resultado una dupla perfecta bajo el peligro fácil de acabar en un pobre final (ahí tenemos las fallidas uniones de artistas para componer bandas sonoras, como recientemente ha sido Hans Zimmer, Pharrell Williams, Johnny Marr, Michael Einziger y Dave Stewart en el ‘’The amazing Spiderman 2’’).




                Gregson-Williams mantiene una época de creación menor que hace años, pero más firme y seria. Su trabajo en la producción que nos ocupa se deriva hacia la vertiente más descriptiva, siempre utilizando elementos electrónicos y ligeramente la orquesta, dejando el lado más directo y potente a Audiomachine (Dinletir & Rix) que llegan a fabricar una partitura rozando lo industrial. El empleo de ritmos y percusiones sintetizados une las propuestas de ambos partes y éstas se funden en una sola dando sensación absoluta de unidad y firmeza, algo dificilísimo cuando varias mentes privilegiadas se unen para crear algo conjunto hoy día en la música para imagen. El resultado: magnífico.





                Nos encontramos ante una de las obras más dinámicas de este año y con más presencia. Sin duda, una partitura recomendable y que mantiene el mundo de los videojuegos como uno de los más rentables y también atractivos para la música actual.

ESCÚCHALA SI…: quieres pasar un rato entretenido escuchando calidad musical.

NO LA ESCUCHES SI…: el carácter industrial en la música no te gusta.

LLEGARÁ A SER UN CLÁSICO: no.

OTRAS OBRAS RECOMENDADAS DEL AUTOR: Gregson-Williams (‘’El reino de los cielos’’; ‘’The Equalizer’’), Audiomachine (‘’Phenomena’’).


PUNTUACIÓN: 8.5


ANTONIO MIRANDA. Noviembre 2014.

BSO- LOS BOXTROLLS- Dario Marianelli.





7.5 sobre 10


LOS BOXTROLLS (2014).
DARIO MARIANELLI.


Aquel crítico, estudioso o aficionado a la música de cine que opte por escuchar cualquier trabajo del compositor de ‘’Los Boxtrolls’’, Dario Marianelli, habiéndolo hecho antes con muchos de ellos, sabrá perfectamente a qué se enfrenta, sin duda siempre composiciones extraordinarias. Decantándose por la opción drástica de considerar únicamente el ámbito compositivo para la crítica de dicho trabajo, el crítico, estudioso o aficionado podría, sin problema, apartar el trabajo objeto de su análisis sin tan siquiera escuchar una nota y otorgarle la calificación de sobresaliente. Siempre acertará. Por otro lado, si la esfera de la expresividad tiene toda la importancia, las dudas pueden llegar con más facilidad y obligar a la escucha para dar cualquier visión sobre la obra. En este caso, muchos podrían tildar al compositor italiano de excesivamente formalista y poco pasional. Pero, sin duda, y a juicio de quien esto escribe, nos encontramos ante una de las promesas más firmes del ámbito artístico en el cine y un artista consolidado en el presente como figura máxima de la composición. Dario Marianelli adopta formas clásicas y melodías directas, pero combina de una manera tan exquisita y compleja todo ello que necesita de más de una escucha para apreciar todo su potencial, expresividad y emociones incluidas. Tanta perfección de estilo puede llevar a la errónea conclusión antes comentada de su poca pegada pasional; a mi entender, error. La tiene, y mucha.




                Así con todo, la película que nos ocupa no escapa a lo anteriormente comentado. Unos inicios típicos de sonoridades de animación en los que el artista se centra en el apoyo a las secuencias con buenos fragmentos pero, sin duda, es comenzando la narración musical de la historia y Marianelli dando rienda suelta a su creatividad cuando iniciamos la identificación de su extraordinario estilo. Manteniendo sus raíces clasicistas, el artista incluye en la partitura ligeros toques electrónicos que apenas se separan del resto y que otorgan a los personajes identidad propia. Sonidos de cuerda que predominan y unas percusiones entre tradicionales y carnavalescas dibujadas metódicamente y que nos llevan al nivel máximo de la obra con la ejecución de las canciones que el propio Dario ha compuesto. Una sola pega, a mi entender, el poco afortunado final de la historia, musicalmente hablando, en la que el artista adopta una postura demasiado tópica para él al apoyar con una estructura sencilla y poco original la batalla final.





                En conclusión, un trabajo elaborado y, como siempre, elegante de Dario Marianelli. No está entre sus mejores obras pero, sin duda, recomendable.


ESCÚCHALA SI…: te entusiasman los trabajos delineados a la perfección y la orientación clasicista de la música actual.

NO LA ESCUCHES SI…: pretendes escuchar algo directo y fácil.

LLEGARÁ A SER UN CLÁSICO: no.

OTRAS OBRAS RECOMENDADAS DEL AUTOR: ‘’Expiación’’, ‘’Orgullo y prejuicio’’.


PUNTUACIÓN: 7.5


Antonio Miranda.

CONCIERTO- The Film Symphony Orchestra- VARIOS.






CONCIERTO DE MÚSICA DE CINE. ZARAGOZA.

FILM SYMPHONY ORCHESTRA.

31-10-2014


Comprobé, atónito, cómo la gente en masa se levantaba eufórica y aplaudía una interpretación muy pobre (y hasta grotesca) del ‘’Robin Hood’’ del desaparecido Michael Kamen. Tras verlo y escuchar la pieza interpretada, decayó en mí el placer de varias interpretaciones maravillosas previas. Comprobé, nuevamente, la verdadera función de este tipo de conciertos de música de cine en grandes salas de nuestro país.

                La Film Symphony Orchestra interpretó ayer, en Zaragoza, 17 temas de películas más tres extras con una orientación sin duda comercial y en vista de conseguir el mayor número de adeptos a sus espectáculos, tratando fragmentos conocidos de la historia del cine. La sensación conjunta de su actuación fue buena mas, sin duda, habría que separarla en seguidores mayoritarios y otros más estudiosos de las partituras para cine. En el primer grupo encontraríamos una interpretación seguramente exquisita de la música en la que la sensación global se acerca mucho a la real. En el segundo, por desgracia, varios temas versionados y tocados dejaron mucho que desear, entre ellos los casos más llamativos: un ‘’Señor de los Anillos’’ con inicio confuso, algún fallo de entrada de los vientos y una caja que no cuadraba; unos ‘’Piratas del Caribe’’ bastante diluidos en un revuelto que no transmitía la partitura original, con una caja acertadísima pero pobres percusiones metálicas, un ‘’Juego de tronos’’, tan de moda, con floja presencia y un ‘’Robin Hood’’ como tema más desestructurado y que, para el conocedor en profundidad de la música de Kamen, sonaba a nada.





                La primera mitad del concierto prometía una gran segunda. En ella escuchamos las piezas más sobresalientes, grandes interpretaciones de ‘’Lawrence de Arabia’’ (en la que la percusión media se afianzó tras un inicio demasiado estridente de concierto para ya no salirse del notable), una buena ejecución de ‘’Encuentros en la tercera fase’’, nada fáciles de llevar a cabo, un excelente y tierno ‘’Braveheart’’ y la guinda en calidad de todo el show, ‘’Batman’’, de Elfman, inmejorable.

                Hubo detalles interesantísimos, como el trabajo conjunto de las cuerdas, en el que nada sobresalió ni palideció (perfectas), el buen hacer de los vientos, sobre todo trombones y flautas y un buen apoyo del piano, al que no dejaron, ni dieron, ni permitieron ninguna aparición estelar, gran error tratándose de música de cine y, más aún, interpretando ‘’Forrest Gump’’. Por otro lado, algún punto negativo a destacar sería la función complicada de la caja, difícil de empastar en la música de cine, bien lograda en algunas secuencias pero bastante floja en otras. La percusión metálica, concretamente los xilófonos, convirtió los temas sobre el genio John Williams en un sonido estridente por encima del resto, cuando el maestro usa muchísimo esta tipología de instrumento con una delicadeza máxima en el conjunto. Y por último, el director, cuya exuberancia a la hora de dirigir convertía en euforia la sensación del público pero transformaba muchos de los pasajes en truenos fuera de lugar cuando, sin duda, una tranquilidad mayor le habría llevado al sobresaliente. El ejemplo más claro ya lo he comentado: ‘’Robin Hood’’, de Kamen.




                En conclusión, un agradable proyecto que hace disfrutar a la gente, en su mayoría, seguidora del cine comercial. Resulta complicado llevarlo a cabo proyectando en escena partituras más minoritarias y de mayor calidad ya que, por desgracia, son muy poco seguidas y conocidas. Animaría a la orquesta a seguir su andadura y poco a poco, con el público ‘’permitiéndolo’’, no sólo acercar las bandas sonoras desde una sala de conciertos sino adentrarse más de lleno, sin prisa, en la auténtica música de cine.


PUNTUACIÓN:

Antonio Miranda.